Archivo de la etiqueta: Delitos

POR SERVICIOS DE VIGILANCIA PRIVADA

Con distintas y efectivas modalidades, que podrían haberse evitado mediante guardias diurnas y nocturnas, los ladrones hacen de las suyas sin que nadie se los impida o al menos advierta su presencia para disuadirlos. Es lo que suele acontecer en los edificios, sobre todo.

La falta de conciencia sobre la necesidad de contratar servicios de vigilancia privada para control y prevención resulta considerablemente más costosa cuando se actúa sobre los hechos consumados, para evaluar los daños provocados.

La secuencia de robos perpetrados en numerosas unidades habitacionales a lo largo del año forman parte de una costumbre que, por si no bastara, se lleva a cabo con tranquilidad y, con frecuencia, impunemente. Lo que prevalece como método para ingresar a las unidades es la brutal rotura de las puertas de los inmuebles. Lo que sigue es el literal saqueo de los departamentos, no sin violentarlos en su interior.

Esa posibilidad es tanto más viable en los consorcios adonde los delincuentes tienen libre el camino para su accionar delictivo, en la medida en que no disponen de vigiladores privados que aseguren la custodia de ese objetivo para protección de los departamentos.

Es lo que ocurre en tanto edificio de Córdoba, adonde, al fin de cuentas, la calidad de vida consorcial incluye ese factor, que debería ser puesto en valor toda vez que se analizan los costos de las expensas.

POR FALTA DE DENUNCIA

En nuestro país sólo el 47 por ciento de las víctimas de delitos denuncia el hecho ante las autoridades competentes.

Predomina la convicción de que se trata de un procedimiento burocrático que importa una pérdida de tiempo y que no producirá resultados positivos, según conclusiones del Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

En todos los niveles sociales se mantiene una alta desconfianza respecto de la denuncia. Por eso mismo, en relación con delitos de distinta naturaleza, persiste una elevada cifra negra de la criminalidad, esto es: episodios no registrados porque no fueron declarados.

De ahí la dificultad de contar con datos precisos sobre la penetración del delito mediante herramientas diferentes de las encuestas de victimización, que mal que bien compensan las deficiencias estadísticas de los organismos oficiales o estatales.

MEDIDAS PARA EVITAR ROBOS

Atemorizados por la escalada delictiva, propietarios e inquilinos han reforzado los sistemas de prevención en los ingresos a los edificios. En efecto, han colocado rejas y sistemas electrónicos para evitar el ingreso de intrusos.

Sin embargo, la proliferación de hechos delictivos al interior de los complejos demuestra que esas medidas resultan insuficientes, tanto más si no se cuenta con vigiladores privados para la prevención y el control.

De todos modos, la instalación de cámaras de seguridad no ha disuadido a los malhechores y ha servido, todo lo más, para observar los hechos consumados, sin siquiera poder identificar a quienes perpetraron los atracos.

En ese contexto, los consorcistas reclaman mayor presencia policial, no sin requerir de vigilancia física permanente, en la medida en que los agentes estatales, aun con el incremento de patrullas callejeras, no garantizan, sea cual fuere la franja horaria, la protección de bienes y de personas.

La necesidad de seguridad privada no es antojadiza: los robos se han multiplicado y se han presentado en diferentes modalidades, como, por caso, el uso de llaves magnéticas de acceso por parte de personas ajenas a los edificios; el aprovechamiento de terrazas y de los movimientos desprevenidos en cocheras.

En todos los casos, los consorcios cuyos reaseguros han sido vulnerados no disponían de la presencia de vigiladores, que, como lo demuestra la experiencia, hubiesen brindado controles más precisos y efectivos.