Archivo de la etiqueta: sensación

LA INSEGURIDAD NO ES UNA SENSACIÓN

El aumento incesante de la delincuencia, que desmiente una y otra vez el remanido argumento oficial de que sólo se trata de una “sensación de inseguridad”, obliga a incrementar correlativamente la habilitación gubernamental al sector privado para complementar mediante tareas de vigilancia, prevención y control.

Se ha comprobado estadísticamente que, sin vigilancia privada, el concurso de las fuerzas policiales sería insuficiente para garantizar la seguridad, una facultad y responsabilidad reservada al Estado, que ejerce el monopolio de la fuerza.

No es un capricho del mercado, como se suele creer. Es una necesidad evidente: la de vivir con mayor tranquilidad, allí donde la inseguridad se ha convertido en unos de los asuntos más preocupantes y de mayor relevancia cuando los ciudadanos de todos los segmentos socioeconómicos (de manera individual, o bien desde instituciones, empresas públicas y privadas, entre otros sectores) piensan en calidad de vida…

El miedo no es tonto: más que sensaciones de inseguridad, lo que sentimos son hechos delictivos verificables y un elevado riesgo. Nada imaginario, sino real.

MÁS ALLÁ DE LA SENSACIÓN DE INSEGURIDAD

Con al menos 3 de cada 10 hogares afectados directamente por robos cada año, las estadísticas muestran que existe una real y alta posibilidad de ser víctima del delito en la Argentina, según relevamientos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.

Las percepciones de inseguridad no son generadas por los medios de comunicación de masas en general ni por la difusión de emblemáticos casos delictivos en particular, tal como se suele creer o afirmar.

Es una excusa ya remanida a la que apelan los gobiernos de turno para justificar su impericia en la prevención y control de episodios reales que engrosan las estadísticas de ese verdadero flagelo social que es la inseguridad.

 

¿SENSACIÓN DE INSEGURIDAD?

Las percepciones de inseguridad no son generadas por los medios de comunicación de masas en general ni por la difusión de emblemáticos casos delictivos en particular, tal como se suele creer o afirmar.

Es una excusa ya remanida a la que apelan los gobiernos de turno para justificar su impericia en la prevención y control de episodios reales que engrosan las estadísticas de ese verdadero flagelo social que es la inseguridad.  Lo es también echarle la culpa al mensajero, por así decirlo, como si los medios indujeran sensaciones de desprotección, allí donde, se supone, deberíamos estar todos tranquilos.

No es así, ni mucho menos: las cifras del delito, con al menos 3 de cada 10 hogares afectados directamente por robos cada año, muestran que existe una real y alta posibilidad de ser víctima del delito en la Argentina, según relevamientos del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina.