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VIGILANCIA PREVENTIVA

Preventivamente, mediante la vigilancia y el control, los guardias privados se anticipan de modo de no actuar sobre los hechos consumados. De ahí que resulten imprescindibles en la prevención de delitos o de situaciones que impliquen peligros contra las personas y los bienes.

Por eso mismo, es insuficiente la custodia de agentes armados y no es casual que, por lo general, mediante llamados a licitación, se solicite la participación de la seguridad privada en ámbitos públicos.

A pesar de la disponibilidad de policías para organismos oficiales, los guardias se desempeñan marcando una diferencia fundamental por su observación, recorrido y atención en alerta permanente.

De ahí que se incrementen día a día los requerimientos de parte de entidades estatales para contratar servicios de vigilancia y control privados, aun cuando esas dependencias puedan disponer del concurso de policías.

VIGILANCIA Y CAPACIDAD DE OBSERVACIÓN

Atenta y alerta, la capacidad de observación es una de las cualidades más preciadas en un vigilador, porque está en la base del procedimiento preventivo destinado a reducir las contingencias en contextos en que el riesgo siempre está como posibilidad.

Desde esa perspectiva, en términos de seguridad integral, el control resulta esencial a la prevención de incidentes.La combinación de aptitudes y actitudes de los guardias son determinantes en ese sentido, cualquiera sea la naturaleza del objetivo: instituciones privadas y públicas, empresas, consorcios, grandes superficies, entre otros.

La observación es clave; también el recorrido y la verificación permanentes, porque la vigilancia no es -no puede ser- estática.

PARA EL CONTROL DE LOS GUARDIAS

El control diario de las tareas asignadas a los guardias, mediante gestión de los procesos y procedimientos de supervisión, resulta clave para que el servicio de vigilancia privada y prevención sea realmente efectivo.

Es la tarea fundamental de los supervisores, que deben concurrir continuamente a todos y cada uno de los objetivos con el fin de observar que los guardias cumplan sus funciones de manera responsable y eficaz, enfocados en las necesidades y requerimientos de los clientes.

Todo ello, verificando, por cierto, el estricto cumplimiento de los protocolos de seguridad. Para lo cual, a su vez, es necesario también que los supervisores estén especialmente capacitados.