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VIGILANCIA Y CAPACIDAD DE OBSERVACIÓN

Atenta y alerta, la capacidad de observación es una de las cualidades más preciadas en un vigilador, porque está en la base del procedimiento preventivo destinado a reducir las contingencias en contextos en que el riesgo siempre está como posibilidad.

Desde esa perspectiva, en términos de seguridad integral, el control resulta esencial a la prevención de incidentes.La combinación de aptitudes y actitudes de los guardias son determinantes en ese sentido, cualquiera sea la naturaleza del objetivo: instituciones privadas y públicas, empresas, consorcios, grandes superficies, entre otros.

La observación es clave; también el recorrido y la verificación permanentes, porque la vigilancia no es -no puede ser- estática.

LA CAPACITACIÓN COMO VALOR DIFERENCIAL

La capacitación de sus vigiladores constituye un valor diferencial de Cooperativa Norte SIS, incluso durante el estado de excepción establecido por la pendemia del coronavirus, en que se apela a recursos tecnológicos para impartir las clases.

La participación regular de los guardias en cursos de formación profesional resulta determinante en la calidad del servicio que brindamos.

Fortalecen sus aptitudes, consolidan sus habilidades y destrezas, y finalmente, en situación de vigilancia, marcan una diferencia comparativa que nuestros clientes han destacado y valorado.

Se les imparte conocimiento y se comparten experiencias sobre diversos temas relacionados con el más eficiente desenvolvimiento de sus funciones y tareas, como, por caso, prevención y seguridad, situaciones de riesgo, tecnología, comunicación, prevención de incendios y manejo de fuego, primeros auxilios, entre otros.

LA INSEGURIDAD NOS PREOCUPA

La inseguridad se ha convertido en unos de los asuntos más preocupantes y de mayor relevancia para los ciudadanos de todos los segmentos socioeconómicos del país, sin distinción de clases.


No es, como se suele creer, una sensación infundida por los medios de comunicación masiva ni por el auge de las redes sociales que multiplican mensajes negativos. Por lo contrario, lo que sentimos se corresponde con la estadística alarmante de hechos delictivos verificables y el elevado riesgo que acecha a la vuelta de la esquina.


La inseguridad no es producto de la imaginación o del miedo. Es real y, si bien se mira, el incesante aumento de la delincuencia exige día tras día medidas preventivas personales tanto como colectivas, más allá del concurso de las fuerzas policiales a través de las cuales el Estado ejerce una facultad insustituible.


Sin embargo, ese incremento del delito obliga a la mayor habilitación gubernamental al sector privado para complementar mediante tareas de vigilancia, prevención y control.