Vecinos y porteros de edificios ubicados en el Centro y en el barrio Nueva Córdoba advierten que han proliferado los robos en los departamentos y los arrebatos callejeros, motivo por el cual remarcan la necesidad de contratar servicios de seguridad privada, a falta de controles policiales.
Varios complejos han colocado rejas y sistemas electrónicos para evitar el ingreso de intrusos, pero resulta insuficiente, si no se cuenta con el concurso de guardias para la prevención y el control.
Mientras propietarios e inquilinos refuerzan las medidas de prevención en los ingresos a edificios, tras una escalada delictiva desde finales del año pasado, reclaman al mismo tiempo mayor presencia policial y vigilancia permanente.
La demanda no es antojadiza: más de cinco departamentos fueron robados en este tiempo, por lo que fue necesario mejorar los sistemas de seguridad en varios complejos edilicios.
Además, los atracos se han multiplicado, según denuncian las víctimas.
“En este edificio entraron a dos departamentos, y no somos los únicos. Le robaron al del primer piso ingresando por la tapia. Y, en el otro caso, la chica del quinto había salido a la calle, volvió porque se había olvidado algo, entró al departamento y dejó abierto porque era unos segundos. Ahí le robaron unos chicos que creemos que ya estaban adentro, esperando en la escalera”, señaló una vecina de un consorcio de Av. Lugones.
A menos de 20 metros, con tan sólo una construcción de separación, ladrones ingresaron a otro primer piso al que se accede fácilmente por una pared de piedras que da justo al balcón.
La lista de edificios de la zona en los que la seguridad fue traspasada no termina allí, según se desprende de un relevamiento periodístico realizado en esa zona.
Vecinos y porteros denunciaron diferentes modalidades de robo, e incluso señalaron que hubo casos en los que se cree que los ladrones ingresaron por la terraza de un edificio contiguo.
Los vecinos señalan que esta situación se agrega a otra preocupación: los arrebatos y asaltos cotidianos que sufren en la vía pública a manos, sobre todo, de motochoros.
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“El principal problema son los fines de semana, o cualquier día durante la noche y la siesta, cuando muchos de los porteros nos vamos y hay poca gente. Porque no hay policías, y porque entre las 12 y las 15 no queda mucha gente, los ladrones aprovechan”, indicó un encargado, quien trabaja en uno de los edificios que fueron visitados por los delincuentes.
“Acá siempre teníamos un policía que caminaba la manzana, y se apostaba cerca de los quioscos, pero hace unos meses que no está más y se ven robos todos los días, en especial cuando pasan por debajo del puente”, explicó el portero otro edificio antes de llegar al viaducto de calle Illia, al que tanto él como casi todos los vecinos apuntan como el sector más inseguro.
El consorcio adonde trabaja recientemente contrató guardia por 24 horas, porque no bastaba con sistema de cámaras de vigilancia.
“Hace poco nos entraron por el garaje, dos veces en poco tiempo. Cuando sale un auto hay dos o tres personas vigilando y antes de que el portón llegue a cerrarse lo sostienen, forzando el sistema. Alcanzan a levantarlo un poco y uno se queda sosteniéndolo, mientras otros ingresan a las cocheras. Roban principalmente las bicicletas”, señaló.
“Así nos han robado tantas veces que ya perdí la cuenta, y son siempre los mismos pibes de no más de 20 años. Hicimos la denuncia en la comisaría, acercamos las imágenes de las cámaras de seguridad, pero no se soluciona”, concluyó.
El temor de los vecinos y el pedido de seguridad son recurrentes.
Desde una administración de consorcios que gestiona distintos edificios de la zona, se mencionó que, ante la solicitud de los inquilinos, se está mejorando el sistema de seguridad con ascensores y puertas en las escaleras que se abren sólo con llaves magnéticas. Pero no alcanza con los dispositivos electrónicos, si no se garantiza la vigilancia física que permite controles más precisos y efectivos.
“Es una medida que se toma por solicitud de quienes viven en el lugar, que genera un gasto de colocación y mantenimiento bajo, pero no soluciona el problema; a lo sumo ayuda a mejorar la seguridad”, explicó personal de la administradora, aunque destacó que el principal foco de inseguridad dentro de los edificios pasa por la confianza de los ocupantes que permiten el ingreso a personas ajenas al complejo, allí donde no hay guardias que controlen esos movimientos.