LA FALTA DE VIGILANCIA PRIVADA CUESTA CARO

La falta de conciencia sobre la necesidad de contratar servicios de vigilancia privada para control y prevención resulta considerablemente más costosa cuando, sobre los hechos consumados, se evalúan los daños provocados. Es lo que acontece en tanto edificio de la ciudad de Córdoba, adonde, al fin de cuentas, la calidad de vida consorcial incluye ese factor, que debería ser puesto en valor toda vez que se analizan los costos de las expensas.

No sólo las celebraciones de fin de año constituyen una de las oportunidades más propicias para los delincuentes, que no se toman vacaciones. La secuencia de robos perpetrados en numerosas unidades habitacionales a lo largo del año y que se exacerba durante el periodo estival, en que numerosos moradores viajan, forman parte ya de una costumbre que, por si no bastara, se lleva a cabo con total tranquilidad y, por lo tanto, impunemente.

Esa posibilidad es tanto más viable en los consorcios adonde los malhechores tienen libre el camino para su accionar delictivo, en la medida en que no disponen de vigiladores privados que aseguren la custodia de ese objetivo para protección de los departamentos.

La relación causa-efecto es evidente: sin vigilancia, el delito es más fácil.

Con distintas modalidades, todas efectivas y que podrían haberse evitado mediante guardias diurnas y nocturnas, los ladrones hacen de las suyas sin que nadie se los impida o al menos advierta su presencia para disuadirlos.

Lo que prevalece como método para ingresar a las unidades es la brutal rotura de las puertas de los inmuebles. Lo que sigue es el literal saqueo de los departamentos, no sin violentarlos en su interior.

Por caso, un damnificado indicó que la puerta de su departamento en pleno centro de esta ciudad fue “serruchada y reventada”, y describió el hecho “como si hubiera caído una bomba”.

Lamentables, los resultados están a la vista…