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MÁS ALLÁ DE LAS APTITUDES

Cualquiera sea la naturaleza del objetivo que se proteja: instituciones privadas y públicas, empresas, consorcios, grandes superficies, entre otros, las cualidades de los guardias se miden por la combinación de aptitudes y actitudes.

Si la observación es clave, no lo son menos el recorrido y la verificación permanentes por todos los sectores señalados para efectuar la vigilancia, sobre todo teniendo en cuenta los riesgos evaluados previamente y por lo tanto las posibilidades de mayor vulnerabilidad.

La capacidad de observación de un vigilador es una aptitud de percepción y registro de lo que ocurre, pero también de anticipación a lo que podría suceder. Es, por eso mismo, uno de los atributos más relevantes de un guardia, en la medida en que está en la base del procedimiento preventivo destinado a reducir las contingencias en contextos en que el riesgo siempre está como posibilidad.

De ahí que la efectiva custodia de personas y bienes requiere, en rigor, la posición de vigía, en alerta por cualquier eventualidad, en un contexto social de exacerbación de los peligros en que la inseguridad no es, como se suele decir oficialmente, una sensación.

Desde esa perspectiva, en términos de seguridad integral, el control resulta esencial a la prevención de incidentes de distinta naturaleza

GESTIÓN DE VIGILANCIA GARANTIZADA

Caracterizada por la confianza y la proactividad, la modalidad de gestión de Cooperativa Norte SIS asegura no sólo vigilancia, prevención y control efectivos, sino también solidez jurídica, fiscal y administrativa.

De ahí también las garantías contractuales en la prestación de servicios a nuestros clientes, con pautas claras y de riguroso cumplimiento.

La transparencia institucional de Norte SIS se refleja, entre otras acciones, en la información disponible en la página web (www.nortesis.com.ar), a través de la cual es posible acceder a toda la documentación que acredita nuestro desenvolvimiento institucional.

VIGILANCIA COMO PROTECCIÓN

Todo sistema de vigilancia que se precie tiene sentido en la medida en que sea preventivo. Vigilar es, de hecho, proteger a personas y custodiar bienes, de modo de reducir al máximo posible las situaciones de riesgo, que, como se sabe, se han exacerbado en nuestra sociedad.

Esa situación propia de las ciudades contemporáneas, con elevadas tasas de criminalidad, se reflejan, por cierto, en la creciente demanda de protección para evitar distinto tipo de delitos, como, por caso, hurtos, robos y atentados contra las personas, entre otros.

Ese atributo que ostentan los vigiladores efectivos resulta vital en todo objetivo, cualquiera sea su naturaleza: en edificios, residencias particulares, conjuntos inmobiliarios (countries y barrios cerrados), empresas e instituciones públicas tanto como privadas.

Si el incremento de los riesgos se ha tornado cada vez más preocupante, tanto más imprescindible ha de ser la necesidad de preservar bienes y personas. Tanto más apremiante también el requerimiento de tranquilidad, un valor que, en las actuales circunstancias, define la “calidad de vida”.