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VIGILAR ES PREVENIR Y CONTROLAR

Cualquiera sea la naturaleza del objetivo que se proteja (en edificios, residencias particulares, countries, barrios cerrados, empresas e instituciones), la vigilancia tiene sentido en la medida en que es, antes que nada, preventiva.

Esto es: cuando es efectiva para evitar los delitos (robos, hurtos, atentados contra las personas, entre otros) reduciendo al máximo posible las situaciones de riesgo, que, como se sabe, se han incrementado por distintas razones en nuestra sociedad.

A ese respecto, la decisión de contratar servicios de vigilancia y control, apelando a guardias privados, no es superflua sino todo lo contrario.

LA INSEGURIDAD ES MUY COSTOSA

La falta de conciencia sobre la necesidad de contratar servicios de vigilancia privada para control y prevención resulta considerablemente más costosa cuando se actúa sobre los hechos consumados, para evaluar los daños provocados. La relación causa-efecto es evidente: sin vigilancia, el delito es más fácil.

Con distintas y efectivas modalidades, que podrían haberse evitado mediante guardias diurnas y nocturnas, los ladrones hacen de las suyas sin que nadie se los impida o al menos advierta su presencia para disuadirlos.

La secuencia de robos perpetrados en numerosas unidades habitacionales a lo largo del año forman parte de una costumbre que, por si no bastara, se lleva a cabo con tranquilidad y, con frecuencia, impunemente. Lo que prevalece como método para ingresar a las unidades es la brutal rotura de las puertas de los inmuebles. Lo que sigue es el literal saqueo de los departamentos, no sin violentarlos en su interior.

Esa posibilidad es tanto más viable en los consorcios adonde los delincuentes tienen libre el camino para su accionar delictivo, en la medida en que no disponen de vigiladores privados que aseguren la custodia de ese objetivo para protección de los departamentos.

Es lo que acontece en tanto edificio de Córdoba, adonde, al fin de cuentas, la calidad de vida consorcial incluye ese factor, que debería ser puesto en valor toda vez que se analizan los costos de las expensas.

FRENTE A LA SEGURIDAD COMO BIEN PÚBLICO

En contextos socioeconómicos disímiles, los requerimientos de seguridad privada en América latina registran una tasa de crecimiento anual del 7 por ciento, dos puntos por encima de lo que se verifica particularmente en la Argentina, donde esta modalidad de protección se ha extendido en proporción directa al déficit de la cobertura estatal.

Colombia, Brasil, Chile y Uruguay muestran una mayor demanda de este tipo de prestaciones, con una creciente participación de los guardas privados como auxiliares frente a la seguridad como bien público.

Por caso, en Chile existe 1 vigilador por cada 171 personas; y en Uruguay, 1 cada 269. En nuestro país, se verifica la presencia de 1 guardia privado por cada 273 habitantes.